sábado, 13 de junio de 2015

Cree en las promesas de Dios - Paul Washer



¿Tienes alguna idea de cuántas promesas hay para la piedad? Tienes ideas de cuántas promesas hay, donde Dios dice: " Dejaré que me veas, voy a dejar que me veas, si me buscas"

Yo apostaría -no soy de los que apuestan- pero lo apostaría todo lo que tengo, a que hay más promesas, que en la biblia hay más promesas, con respecto a que crezcas en gracia, y venzas al pecado, y ser usado por Dios, y hollar serpientes, y todo tipo de cosas.
...
Ahí hay suficientes promesas, como para que un hombre orara solamente por esas promesas 24 horas diarias, tendría que vivir, diez mil vidas para alcanzarlas. Para hacer uso de ella...¿Entiendes lo que estoy diciendo?

¡Toma todas las promesas de Dios, todas las que te encuentres, en el Antiguo Testamento, en el Nuevo Testamento, anótalas!...Las que hablan acerca de la piedad, y de Dios estando contigo, y de Dios ayudándote y de Dios fortaleciendo a los débiles, y se Dios manifestándoseles a los hombres, y de Dios haciendo cosas poderosas; y te pones de rodillas y luchas por ellas todos los dias de tú vida. Y si pides en torno a esas promesas, ¡vas a recibir! Si buscas esas promesas, ¡vas a encontrar! Y si tocas a la puerta de esas promesas, se te abrirá. Pero el problema es, que queremos otras cosas que no sean las promesas.

Queremos una vida cómoda. Queremos tener la oportunidad de ministrar. Queremos todo tipo de cosas. Dios tiene otros planes. Planes superiores, planes más grandes......
¡Hacerte conforme a la imagen de Su hijo!                             

Y entonces, usarte como una alhaja, como un foco de atención, como una ilustración, de exactamente cuán bueno es Él. Para llevarte por toda la eternidad y darte en abundancia demostraciones más y más grandes de Su bondad. Él tiene ese tipo de planes para ti.

Tú tienes planes tan pobres, lastimosos para ti. Hombres jóvenes, busquen esas promesas. Pónganse de rodillas hasta que las hayan alcanzado. Tómenlas de a una por una; batallen con ellas. Clamen a Dios en voz alta: "Dios, dijiste que si yo te buscaba, te encontraría" "Tú dijiste eso"  "Te busco, te busco" y persevera, lucha con audacia santa.

Ese tipo de hombres tímidos, hombres tan tímidos. Con que facilidad olvidamos-aquellos que sabemos.

Hace algunas semanas -yo estaba luchando con algo durante muchos, muchos años- pero de verdad no parecía progresar mucho en ese ámbito de mi vida.  Entonces, una noche, a eso de la una de la mañana, me desperté, ¿y saben que? hombres mayores, escúchenme. Verdaderamente, ustedes no necesitan aprender nada más. Lo que necesitan hacer, es recordar lo que han olvidado. Y fue como: "levántate y sal, y lucha, y grita y ¡clama en voz alta al Señor hasta que Él te dé victoria sobre esto!"

A la mañana siguiente un joven me dice: "Hno. Paul, te ves algo así como mal esta mañana, ¿no dormiste mucho anoche?" y yo dije, en palabras de Keith Green: "Cuando en vela de oración angustiosa, triunfé sobre el pecado. Una batalla en la guerra santa de Dios que Él me prometió ganar".

Hay tantas cosas que te molestan, como esos cananeos en la tierra; ¡Expúlsalas!

¡Toma las promesas de Dios y deshazte de esas cosas! "Hno. Paul, tengo este pecado que no puedo vencer" ¡Entonces ayuna y ora, y sácatelo de encima" ¡Aférrate a la gracia! ¡Haz uso de las promesas! ¡Hártate del asunto! El problema es que al comienzo estás harto de esa cosa, y luego empiezas a conformarte a vivir con ella. Y entonces esa cosa, empieza a formar parte de tu vida.

Jóvenes...Los guerreros, y los cristianos radicales, no son aquellos que escuchan música contemporánea y usan camisetas con versículos en la espalda, y no se trata necesariamente de aquellos que salen a las calles yendo puerta a puerta.

Denme un hombre que vaya a tomar las promesas de Dios y a pelear por medio de ellas de rodillas en la oscuridad cuando nadie más está cerca. Todo lo demás se arreglará.

No hay nada, no hay absolutamente nada en tu vida, que no pueda ser vencido a través de la lucha, en oración y creyendo, y aprovechando de las promesas de Dios.

ASÍ QUE TU, ¿CREES EN DIOS O LE CREES A DIOS? DECIDE... 


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 Transcrito por Johana González 

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