Cómo experimentar la presencia de Dios en mi vida
El gran anhelo de muchos es experimentar la presencia de Dios en su vida, sin embargo no lo logran. Veamos por qué a continuación.
Una de las cosas más maravillosas de ser cristiano es la de poder experimentar la presencia de Dios en nuestras vidas, sin embargo y muy tristemente, muchos que dicen serlo no lo logran, y se pasan la vida asistiendo a la iglesia y haciendo todo lo que tienen que hacer pero sin sentir jamás a Dios.
Dios para muchos es un extraño y lejano personaje de quien hablan y oyen hablar, pero sin jamás poder sentir su maravillosa presencia. Tratan de mantener una relación con Dios según dicen, orando y leyendo su Palabra pero sin sentir la más mínima emoción en el proceso.
Sin embargo, no pueden entender que hay tan solo una razón para ello y es que muchos de los que se denominan a sí mismos cristianos, en realidad no lo son porque no basta solamente con asistir a la Iglesia, ser voluntario, pertenecer a un grupo de oración y estar matriculado en cuanta actividad se presente en la misma para garantizar que alguien sea cristiano.
Existe un precio para ser cristiano y eso es lo que muchos no saben o simplemente no quieren saber porque no les conviene, porque no están dispuestos a asumir la verdadera responsabilidad que conlleva el serlo.
El arrepentimiento trae la presencia de Dios a mi vida.
En muchas de las iglesias de hoy los pastores suelen decir a la gente que para ser cristianos y recibir la vida eterna solo tienen que invitar a Jesús a su corazón, y entonces después de hacerlos repetir una oración sin sentido, los matriculan como cristianos. Nada más lejos de la realidad que eso. Jesucristo no entra en la vida de nadie a menos que se arrepienta de corazón de todos sus pecados y esté dispuesto a someter su vida completamente a Él.
Solamente el arrepentimiento sincero puede traer la presencia de Dios a nuestras vidas, permitiéndole al Señor tomar las riendas de esta; lo demás es propaganda barata de muchos para llenar sus iglesias sin ningún reparo y sin el más mínimo temor de tener que rendir cuentas a Dios por todas esas almas perdidas a las que les hicieron creer que eran salvas.
Pero arrepentirse es mucho más que decirlo. La palabra arrepentimiento viene del vocablo griego “metanoeo”, que significa cambio de mente en dirección contraria con respecto a algo, en este caso, se refiere a un cambio radical de nuestra mente con respecto al pecado.
Es arrepentirse, confesarlo, dar un giro de 180 grados y comprometerse con Dios, comenzando una relación correcta con Él y dejando definitivamente el pecado atrás. Es tomar la decisión de romper radicalmente con el pecado y comenzar desde cero con el Señor, llevando una vida fructífera como Él mismo lo demanda. Es someter cada área de nuestra vida a la Voluntad de Dios.
Jesucristo lo dijo en Lucas 14:33 “Así pues, cualquiera de vosotros que no renuncia a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo”.
Jesucristo, contrario a lo que muchos afirman, confrontaba a la gente y por eso muchos no quisieron seguirlo, como en el caso del joven rico (Mateo 19:16-22) y otros mencionados en Lucas 9:57-62.
¿Significa esto que al seguir a Cristo Él nos quitará todo lo que tenemos? No, simplemente que cuando decidimos seguirlo debemos poner todo lo que tenemos bajo su autoridad, relaciones, familia, trabajo, dinero, decisiones etc.
Sí, Dios lo quiere todo, pero es que Dios también nos da todo. Es un trato justo no te parece? Es por eso que si realmente queremos experimentar la presencia de Dios en nuestra vida, lo único que tenemos que hacer es entregarle por completo nuestra vida a Él, y créeme, lo demás vendrá por añadidura (Mateo 6:33).
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