martes, 19 de mayo de 2015
John MacArthur - Los Amigos de Jesús
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John MacArthur - Los Amigos de Jesús
Abran sus Biblias al capítulo 15 de Juan. Continuamos en nuestro estudio del Evangelio de Juan y llegamos a esta porción en particular que es ciertamente una porción clásica de las Escrituras. Los versículos 12 al 16 serán nuestro texto para esta mañana y hay verdades tan tremendas aquí, tantas verdades. En cierta manera, este es un tipo de pasaje a partir del cual realmente no puedes predicar tanto como quieres compartir con otros creyentes. El tema realmente es “las características de los amigos de Jesús,” lo que significa ser un amigo de Jesucristo. Usted sabe, aún cómo cristiano, cuando hablamos de algo como amistad con Jesús, cuando hablamos de algo acerca de esa realidad, es absolutamente emocionante darnos cuenta de que el hijo de Dios, quien es responsable de la Creación y el sustento del universo, literalmente es un amigo íntimo personal de aquellos que son Suyos. Es algo abrumador cuando usted realmente entiende esa verdad. Y esta mañana yo espero que usted la vea, quizás, en una luz que jamás la ha visto.
¿Qué significa realmente ser un amigo de Jesucristo? Santiago hizo esta declaración: la amistad con el mundo es hostilidad o enemistad hacia Dios. Un hombre escoge en su propia vida si será el amigo de Jesucristo o si será el amigo del mundo. La amistad con Jesucristo es intimidad con Dios. Es comunión con la Trinidad, es un gozo inefable y glorioso. La amistad con el mundo es enemistad hacia Dios. Ahora, lo que significa ser un amigo de Jesús, es algo que vamos a ver claramente en estos versículos. En este pasaje maravilloso, Jesucristo está hablándole a Sus amados discípulos, once de ellos porque Judas ya está cumpliendo su traición y ya no está ahí. Son once los discípulos que quedan. Éstos son los pámpanos que permanecen a partir de la analogía que vimos en los últimos versículos y que hemos estudiado. Están tristes porque están esperando la partida de Jesús, sus corazones están llenos de tristeza. Saben que los va a dejar y en este discurso de despedida que hemos estado estudiando a lo largo de estos últimos dos capítulos y continuaremos a lo largo de este capítulo, hasta el capítulo 16 y parte de 17, que todavía los incluye, vemos que en todas estas palabras, Jesús los está consolando. Y este concepto maravilloso de que son Sus amigos personales, íntimos, amados, debe ser una de las fuentes de consuelo más grandes de todas las cosas que les dice.
Y sé cómo me afecta a nivel personal. Simplemente para enfatizar algo, observe el versículo 15; y vamos a usar esto como un punto de inicio. “Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de Mi Padre, os las he dado a conocer.” Y vamos a detenernos ahí. Ése es el pensamiento básico de este pasaje en particular. Él los llama Sus verdaderos discípulos. Los pámpanos que permanecen. Los creyentes que realmente dan fruto, que son reales, los amigos, en el sentido pleno de todo lo que esa palabra implica, Jesús la usa con referencia a Sus discípulos. Y conforme vi esto, mi mente comenzó a regresar a tantas de las cosas que Jesús llama a aquellos de nosotros que le amamos. En algunos lugares, en el Nuevo Testamento, Él nos llama hijos de Dios.
En otros lugares, somos llamados hermanos de Jesucristo. El escritor de Hebreos dice que Él no se avergüenza de llamarnos hermanos. Inclusive en un pasaje, somos llamados las hermanas, hermanos, la madre de Jesucristo. Implicando de nuevo, intimidad. Somos llamados discípulos, lo cual significa aprendices. Somos llamados ovejas, los que siguen. Y en todas estas cosas, el mensaje es uno de intimidad. El mensaje es que uno que conoce de manera personal y ama a Jesucristo, tiene una relación de amor personal íntima con el hijo de Dios, lo cual es un concepto fantástico. Y las dimensiones extremas de ese concepto serán medidas por su entendimiento de las dimensiones extremas de la persona en esencia de Jesucristo mismo. Si usted ve lo increíblemente grande y glorioso que es Jesucristo, entonces usted entenderá lo que significa tener una relación íntima con Él en todo lo que eso implica. Entonces, Él nos llama amigos. Ahora, aquí hay un significado muy especial que se encuentra implícito en esto. Él dice: “Ya no os llamaré siervos” en el versículo 15, “os he llamado amigos.”
La palabra siervo es la palabra dulas o dulag y es la palabra que significa esclavo. Y lo que Él les está diciendo es que ustedes ya no son esclavos, son amigos. Y esto, es realmente una elevación bastante significativa. Este es un paso bastante grande. El título que significa siervo o esclavo no era realmente un título de vergüenza. Era usado con frecuencia en términos de personas que servían a Dios. Muchas personas son llamadas siervos de Dios. Por ejemplo, Moisés fue llamado siervos de Dios. Y ciertamente no es un término degradante o peyorativo. Josué y David, ambos fueron llamados siervos de Dios. En el Nuevo Testamento, el apóstol Pablo lo consideraba un honor, conforme lo dijo en Tito, capítulo 1, versículo 1: “Ser un siervo de Dios.” Santiago dijo lo mismo en Santiago 1:1: “Que estaba contento por ser un siervo de Dios.” Pero Jesús dijo: “Yo, todavía tengo algo mayor que eso. Algo aún mayor, en una relación íntima, quiero llamarlos amigos.” Y en el Antiguo Testamento, creo que sólo Abraham fue llamado amigo de Dios. Esto es algo que es nuevo. Esta es una intimidad única. Y claro, en el Antiguo Testamento, Abraham tuvo una de relación única con Dios. Él fue el padre de Israel. Y entonces, Jesucristo les está diciendo a estos benditos discípulos que está por establecer con ellos un tipo de intimidad nuevo, una amistad. Y ser amigo de Jesucristo es algo emocionante.
En la corte del emperador romano y las cortes de los reyes orientales, había un grupo selecto de hombres. Éstos hombres eran una especie de lo que llamaríamos un gabinete en Estados Unidos de Norteamérica, excepto porque eran hombres íntimos. No sólo eran asesores que estaban preparados políticamente sino que eran amigos cercanos del rey o del emperador. Eran sus protectores; y al mismo tiempo eran sus asesores. Eran los que cuidaban de su vida; y en todo momento tenían acceso inmediato al rey. Podían entrar a su alcoba, donde él dormía cuando quisieran. Podían estar con él cuando ellos necesitaban estar con él. No necesitaban buscar acceso ni autorización de nadie porque eran llamados amigos del rey.
Él hablaba con ellos antes de hablar con sus generales. Él hablaba con ellos antes de hablar con cualquier otro gobernante de otra nación o cualquier otro diplomático. Los amigos del rey eran los que tenían la relación más cercana posible con el gobernante. Tenían una relación íntima con él y tenían el derecho de entrar en su presencia en cualquier momento. Y eso es exactamente lo que Jesús nos está diciendo. Usted no necesita ninguna autoridad en particular. No necesita atravesar por algún proceso formal. Usted tiene acceso inmediato e instantáneo a Mi presencia en todo momento porque son Mis amigos.
No somos como esclavos que no tienen derecho a entrar a la presencia del amo. No somos como súbditos que se amotinan a los lados de la calle y ven pasar al rey; y esperan que de vez en cuando puedan ver de lejos su túnica que va ondeando con el viento. Tenemos una intimidad completa y total con Jesucristo, el hijo de Dios. Y eso es lo que significa ser un amigo de Jesús. Y Él presenta una condición directa para ser Su amigo en el versículo 14. Él dice: “Vosotros sois Mis amigos si hacéis lo que Yo os mando.” Ésa es la clave. La clave para ser un amigo de Jesús es la obediencia.
Y vamos a entrar en esto a detalle. Pero no es interesante que la amistad con Jesús depende de la obediencia a lo que Él dice porque eso es siempre el estándar para toda relación. Permítame mostrarle a qué me refiero.
En la primera parte de Juan 15, somos pámpanos y Él es la vid. ¿Recuerda eso? Ahora, somos pámpanos únicamente si somos obedientes. Versículo 10: “Si guardaréis Mis mandamientos, permaneceréis.” El único pámpano real, verdadero, es uno obediente. Entonces, la obediencia es la clave para ser un pámpano en la Vid. En 1 Juan 3, somos llamados Sus hijos; y la clave de ser su hijo es la siguiente, 1 Juan 3:9: “Todo aquel que es nacido de Dios no practica el pecado; porque la simiente de Dios permanece en él y él no puede pecar porque es nacido de Dios. En esto se manifiestan los hijos de Dios y los hijos del diablo: todo aquel que no hace justicia y que no ama a su hermano, no es de Dios.” Esas dos cosas son mandatos de Jesús.
Para ser un hijo legítimo de Dios, un hijo de Dios, debemos ser obedientes. Entonces, también en otro pasaje que viene a mi mente, está en Marcos 3: 31. Y en ese pasaje, somos llamados los hermanos y hermanas y la madre de Cristo, indicando nuestra intimidad con Él. Y de nuevo, está basado en la obediencia a Sus mandatos. Ahí en Marcos 3, versículo 31, Jesús estaba enseñando y dice: “Vienen después Sus hermanos y Su madre, y quedándose afuera, enviaron a llamarle. Y la gente que estaba sentada alrededor de Él le dijo: “Tu madre y Tus hermanos están afuera y te buscan.” Él les respondió diciendo: “¿Quién es Mi madre y Mis hermanos?” Y mirando a los que estaban sentados alrededor de Él, dijo: “He aquí Mi madre y Mis hermanos. Porque todo aquel que hace la voluntad de Dios, ése es Mi hermano y Mi hermana y Mi madre.”” Y de nuevo, como puede ver, estar conectado, relacionado de manera íntima con Jesucristo, de una manera tan íntima como lo está un hermano, hermana o madre, una relación de hijo, como un pámpano en la vid, el estándar es siempre el mismo. Y es obediencia a Sus mandatos, hacer Su voluntad.
No es que usted se convierta en eso mediante la obediencia, es que usted es eso y es visible debido a su obediencia. La obediencia es la prueba de que usted está conectado de manera íntima con Jesucristo. En Juan 10, somos llamados “mis ovejas me siguen.” Y en el versículo 27 leemos esto: “Mis ovejas oyen Mi voz y Yo las conozco y me siguen.” De nuevo, obediencia. El estándar de una relación con Jesucristo. En Juan 8:31, somos llamados “discípulos,” y ahí Jesús dice esto: “Si continuáis y perseveráis en Mi palabra, entonces verdaderamente sois Mis discípulos.” En todo caso en donde el Nuevo Testamento habla de una relación con Jesucristo, esa relación es visible o hecha visible mediante la obediencia.
Un verdadero pámpano, un verdadero hijo, un verdadero hermano, hermana, madre, una verdadera oveja, un verdadero discípulo, obedecerá a Cristo. Ése es el estándar. No es que así es como usted se salva. Así no es como usted se salva. Esa es la evidencia de que usted es salvo. Y entonces, en toda relación con Jesucristo, la marca es obediencia. Y no es diferente para aquellos que son Sus amigos. “Vosotros sois Mis amigos si hacéis lo que Yo os mando.” Ahora, esa es la marca de un amigo de Jesús. Entonces, estamos en una intimidad hermosa con Jesucristo, caracterizada o distinguida por nuestra obediencia. El mundo puede saber quiénes somos porque Le obedecemos. Es algo maravilloso entender esto, esta amistad.
La próxima vez en la que usted esté en un grupo en donde alguien está hablando de nombres de amigos, usted use ese nombre, dígales que usted es un amigo personal del Hijo de Dios. Y algo acerca de un amigo, particularmente acerca de Jesucristo, es que un amigo siempre busca el bienestar del que él ama, así es con Jesucristo; Él siempre busca nuestro bienestar. Ahora, al llegar a estos versículos, y vamos a entrar a ellos versículo a versículo, Cristo nos da cinco características de Sus amigos. Estas son manifestaciones de los amigos de Jesús.
Esto no es cómo usted se convierte en un amigo de Jesús. Sino que esto es cómo se vuelve visible que usted es Su amigo. Estas son cinco marcas, características o manifestaciones de los amigos de Jesús. Y son realmente maravillosas. Los amigos de Jesús, y tiene un bosquejo con usted ahí para que me siga; los amigos de Jesús, ahí en su boletín, se aman unos a otros, conocen la Verdad divina, son escogidos de este mundo, llevan fruto permanente y sus oraciones son respondidas. ¡Y hombre, le digo que conforme comencé a estudiar estas cosas me emocioné tanto que me sentía listo para gritar “gloria” como si alguien me hubiera pegado! Pero la idea es que todas estas cosas son distintivas del creyente.
Y es algo que va absolutamente más allá de nuestra imaginación. Los amigos de Jesús se aman unos a otros, conocen la Verdad divina, son escogidos del mundo, llevan fruto permanente y se les responde sus oraciones. ¡Qué promesas tan tremendas! Sería maravilloso si sólo tuviéramos una de esas, pero darnos cuenta de que los amigos de Jesús poseen todas estas, ¡qué amor tan grande!
Bueno, veámoslas separadas: número uno, los amigos de Jesús se aman unos a otros. Los versículos 12 y 13 hablan de esto. Y de nuevo, quiero que vea el patrón aquí. Juan nunca hace ninguna excepción, recuerde eso. Juan siempre lo presenta de manera blanco y negro. Y así es, así de simple es. Juan no se mete con excepciones, con algún punto que excluye en algún detalle la regla, no pierde tiempo en la excepción a la regla. Él trata puramente con el patrón general. En otras palabras, el incrédulo hace esto, el creyente hace aquello; y así es como Juan lo deja. Él no se involucra con las excepciones.
Él simplemente dice que éste es el creyente, que éste es el incrédulo, traza la línea, blanco y negro; y se acabó. Y entonces, lo que está haciendo es presentar el patrón general de las características de un cristiano. Y en los versículos 12 y 13, la primera característica básica de un amigo de Jesús es que ama a su hermano. Versículo 12: “Éste es Mi mandamiento: que os améis unos a otros como Yo os he amado.” Versículo 14 dice: “Vosotros sois Mis amigos, si hacéis” ¿qué? “Lo que Yo os mando.” Entonces, el amigo de Jesús ama a los otros amigos de Jesús.
El verdadero creyente, el verdadero cristiano, tiene un amor, y con esto quiero decir un amor legítimo, profundo, honesto hacia otros creyentes. Usted dice sí, pero hay algunas excepciones. Eso es cierto, las hay, pero a Juan no le preocupan las excepciones. Él está haciendo la afirmación general. Él está hablando del patrón general. Jesús nos manda a seguir amándonos unos a otros en el sentido progresivo. Y un verdadero cristiano lo va a hacer. Un verdadero cristiano es el que que tiene un amor en su corazón, y le voy a decir una cosa, eso es lo más grande que usted puede tener. En un mundo que está buscando y está hambriento de amor, experimentamos amor, nuestros corazones están llenos de amor.
Eso es parte de ser un creyente. Romanos 5:5 dice: “Él amor de Cristo es derramado en nuestros corazones.” Experimentamos amor. Nos deleitamos en él. Vivimos en él. ¡Qué privilegio tan tremendo! Y el verdadero creyente comparte este amor con otros creyentes. Usted no puede ser un verdadero creyente en Jesucristo y no tener amor hacia otros creyentes. Primera de Juan 2:9: “El que dice que está en la luz y aborrece a su hermano está en tinieblas hasta ahora.
El que 6 ama a su hermano, permanece en la luz y no hay tropiezo en él. Pero el que aborrece a su hermano está en tinieblas y camina en tinieblas y no sabe a dónde va porque las tinieblas han cegado sus ojos.” El verdadero creyente no aborrece a su hermano. El hombre que dice que cree y odia a su hermano es un mentiroso. Primera de Juan 5:1: “Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios.” Así es como un hombre es salvo. Así es como usted se vuelve un amigo de Jesús. Usted cree que Jesús es el Cristo, lo recibe en su vida. Y después, él dice: “Todo el que ama al que engendró, ama también al que sido engendrado por Él.” ¿Escuchó eso? “Todo el que ama a aquel que engendró ama también al que ha sido engendrado por Él.”
Ahora, usted lo puede llevar a lo largo de la cadena, si usted ama a Cristo, ama al Padre y ama a Cristo y va a amar a aquellos a quienes Él engendró. No existe algo tal como amar a Dios sin amar a Cristo y no hay algo tal como amar a Dios y a Cristo sin amar a otros creyentes engendrados por Dios y Cristo. Es la característica de un verdadero amigo de Jesús. Y es que ama a otros amigos de Jesús. En 1 Tesalonicenses 4:9, uno de mis versículos favoritos en toda la Biblia, me encanta esto, dice: “Pero acerca del amor fraternal,” escuche esto, “no necesito escribirles de esto porque ustedes mismos son enseñados, instruidos por Dios a amarse unos a otros.” Como puede ver, esto es parte de ser un creyente.
Eso es parte de ser un amigo de Jesús y de hecho tiene que violar su naturaleza en Cristo para no amar a alguien. Usted tiene que pecar para apagar el amor que está ahí. Porque es natural para un creyente amar a otros amigos de Jesús. Esta es una comunión dulce de amor, ¿no es cierto? El mundo no conoce mucho de esto. Ellos no saben nada de esto realmente porque es el amor que sobrepasa todo conocimiento. Pablo lo dice en Efesios. Y entonces, realmente, aquellos de nosotros que somos amigos de Jesús tenemos una comunión de amor. ¡Oh!, hay algunas asperezas de vez en cuando, algunas arrugas bastantes serias, no obstante, el patrón general de nuestras vidas es amarnos unos a otros y cuando no lo hacemos, estamos violando nuestra nueva naturaleza.
Conforme permanecemos en Cristo, ¿recuerda cómo aprendimos ese principio?, conforme permanecemos en Él, así es como experimentamos el fruto del Espíritu, el cual es amor. Si usted no tiene amor por alguien en su vida, el problema no es tratar de producir ese amor, como le dije la última vez; el problema simplemente es que debe acercarse a Jesús para que el amor se vuelva fruto producido por él a través de usted, el pámpano que permanece. Y después, Él da naturaleza de nuestro amor; y esto es realmente fantástico. Versículo 13.
Bueno, al final del versículo 12, vayamos a ese primero: “Como Yo os he amado,” ésa es la naturaleza de nuestro amor. Debemos amarnos unos a otros como Él nos ha amado. Nadie tiene mayor amor que este. “Que uno ponga su vida por sus amigos.” Jesús dice: “Quiero que amen como Yo los he amado.” Ahora usted dice, bueno, no puedo amar de una manera sustitutiva. Es cierto; usted no puede. Pero no tiene que enfatizar tanto eso en este versículo.
Usted no puede amar al punto de redimir al mundo entero, sabemos eso. Y usted no puede amar con el amor agápē puro total sin contaminación con el cual Cristo puede amar; pero usted puede amar en esencia como Él ama. Éste es el punto. Usted puede amar con un tipo de amor sacrificial que da; y eso es lo que Él está diciendo. Él no está esperando que usted ame en una dimensión eterna divina que es igual a la de Cristo. Él está esperando que usted ame como Cristo ama. ¿Y cómo ama Él? Él ama con un tipo de amor sacrificial que se entrega a sí mismo. Los discípulos no deben apegarse el uno al otro meramente para amarse externamente y estar devotos el uno al otro y ayudarse el uno al otro; sino que deben agápē, deben amar como Jesús amó, deben amar en una entrega total de sí mismos.
Usted ve a su hermano en Cristo no como a alguien que debe ser amable, como un conocido externo. No con algún tipo de relación superficial. Usted debe ver a su hermano en Cristo y verlo como Jesús lo vería; debe verlo en términos de la necesidad de su alma. Usted lo ve en términos de sus intereses eternos. Usted lo ve en términos de cuál es el clamor más profundo de su corazón y la angustia de su alma. Usted debe verlo en términos de un tipo de amor que se entrega a sí mismo, que conforta, que instruye en términos espirituales, que está cargado por él. Y creo que algunas veces sustituimos este tipo de amor por una especie de amor muy superficial, por algo que es profundo y que realmente debe ser un amor de alma a alma, en donde nos preocupamos por las necesidades íntimas de la persona y del hombre y la mujer que nos rodea, quien es nuestro hermano en Cristo.
Un amor así va a ser nuestro testimonio. ¿Se acuerda lo que Jesús le dijo a los discípulos en el capítulo 13, versículo 35? Él dijo: “En esto conocerán todos que sois Mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros.” Así es como debemos mostrarle al mundo quiénes somos. Y este tipo de amor, este tipo de cuidado que entra hasta el corazón y alma de alguien, que nos permite dar de nuestro tiempo a ese individuo, dar de nuestra riqueza a ese individuo y llevar las cargas del individuo, tener empatía, sentir lo que sienten, tener hambre por sus necesidades y meternos en su vida y hacer lo que tenemos que hacer para mostrar el tipo de amor más pleno, la intensidad del cual se encuentra en el versículo 13, debe ser tan intenso que si es necesario literalmente moriríamos por ellos. “Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos.” El mundo, a lo largo de su historia entera, siempre ha reconocido la evidencia suprema de amor cuando una persona muere por el que ama.
Y eso es exactamente lo que Jesús está a punto de hacer. Él ama a estos discípulos, si Él no muere, van a pasar su eternidad en el infierno. Y realmente si Él no muere, ellos pasarían su eternidad en el infierno y también usted y yo y el resto de las personas que jamás vivieron, porque no habría sacrificio por el pecado. Jesús sabe que Su muerte sólo está a unas cuantas horas de distancia. Él no va a morir por sí mismo. El llevó nuestros pecados en Su propio cuerpo en el madero. Él se volvió pecado por nosotros, el que no conoció pecado, para que fuésemos hechos justicia de Dios en Él. Él estaba muriendo una muerte sustitutiva y nosotros somos los beneficiarios. No sólo somos testigos del calvario. Somos los destinatarios de lo que fue logrado ahí. Nosotros cosechamos los beneficios de Su vida y Su rendición libre en la muerte. Y entonces, la naturaleza de nuestro amor debe ser el tipo de amor que nos causa, si es necesario, morir por otro creyente.
Y usted sabe, es difícil pensar en eso; pero usted sabe que el mundo lo hace en algunas dimensiones. Siempre pienso en la historia de la madre que llamó a su hijo en Escocia, en un lugar de Escocia y estaba llevando al bebé de un lugar a otro. Y vino una tormenta de nieve y el bebé tenía frío; y la mamá se quitó toda su ropa para mantener al bebé caliente, lo abrigó al bebé, lo colocó en un árbol; y la mujer sin ropa murió. La encontraron congelada al día siguiente y el bebé estaba caliente y vivo. Eso es entregar su vida.
En una ocasión, William Gladstone, se puso de pie frente al parlamento en Inglaterra y él les iba a contar que la princesa Alicia había muerto. Y les contó cómo la princesa Alicia murió. La princesa Alicia tenía una pequeña hija que contrajo difteria. Y la pequeña niña estaba acostada en su cama en el palacio, muriendo, y la princesa Alicia, su madre, llegó a ella, al lado de la cama; y el doctor le había dicho que se mantuviera alejada porque la difteria puede ser contraída a partir del aliento. Y, obviamente, mucho menos besar a la niña; pero conforme vio la lucha de sus últimos momentos de la vida de su hija, no pudo resistir el tomar a esa pequeña vida y darle un beso que sólo una madre podría darle a un hijo moribundo; y contrajo difteria y murió. Charles Dickens, en la historia clásica, El Cuento de Dos Ciudades, registra la historia de Charles Darney, quien estaba ahí en el medio de la revolución francesa y se halló que era culpable de manera inocente. Esto es, él no era culpable, pero lo declararon culpable siendo inocente.
Y realmente eso fue algo injusto. Y fue encarcelado para esperar la guillotina. Y tenía un amigo que se llamaba Sidney Carton, quien vino a la prisión y se quitó la ropa; y debido a que él se parecía tanto a Darney, tomó el lugar de Darney la siguiente mañana vestido como él. Mientras que los amigos tomaban el “cuerpo” de Darney. Y su vida fue librada porque su amigo murió por él. Y leemos de esto en el mundo. Leemos de esto en esas dimensiones. Ciertamente, de todos los amores que existen, el amor divino agápē que los creyentes conocen entre nosotros, debe ser infinitamente mayor que eso. Ha habido misioneros que murieron por llevarles el Evangelio a otros. Debemos amar con un amor sacrificial, abnegado. Algunos de nosotros ni siquiera amamos lo suficiente para darle de nuestro tiempo a alguien, mucho menos nuestra vida. Algunos de nosotros ni siquiera amamos lo suficiente como para tomar un pequeño grupo de niños que estén ahí en donde vivimos o quizás en algún lugar donde podemos tener acceso a ellos, que necesita conocer la verdad de Jesucristo; ni siquiera podemos darles el tiempo y la energía, mucho menos nuestra vida.
Algunos de nosotros, creyentes, que no estamos creciendo, que necesitan ayuda, que necesitan que nos ministren dones, y algunos de nosotros ni siquiera estamos dispuestos a darles de nuestros dones espirituales que tenemos del Espíritu Santo, mucho menos morir por ellos. Hay lugares alrededor del mundo en donde se necesita dinero para que los ministerios se lleven a cabo. Y algunos de nosotros ni siquiera estamos dispuestos a hacer eso, y mucho menos dar nuestras vidas. Algunos de nosotros operamos dentro del marco del cuerpo de Cristo evidentemente en secreto porque es obvio que no estamos haciendo nada. Ni siquiera hemos aprendido a vivir para otros, mucho menos morir por ellos. El sacrificio total de nuestra vida es en lo que consiste nuestra vida; y debemos amar como Jesús amó. Y le voy a decir algo amigo, cuando comenzamos a hacer eso, el mundo va a estar en estado de shock y escucharán nuestro mensaje. En una ocasión, un filósofo, Heine, en Alemania, dijo: “Muéstrenme sus vidas redimidas y creeré en Su redentor.” Jesucristo murió por nosotros cuando lo odiábamos. Pablo dijo: “Quizás, por un buen hombre, alguien se atrevería a morir,” pero después él dijo esto: “Pero Dios mostró su amor para con nosotros en que siendo aún… ¿qué? …pecadores.”
El amor sacrificial por la persona que no es digna de amor. ¿Ha sido capaz de hacer eso usted? ¿Alguna vez se ha entregado a alguien? ¿Alguna vez ha satisfecho la necesidad de alguien? Los amigos de Jesús se aman entre sí. Permítame leerle uno o dos versículos en 1Juan 3:16: “En esto hemos conocido el amor, en que Él puso su vida por nosotros.” ¿No es eso bueno? Dice usted: “¿Cómo sabe usted que Dios lo ama?” Bueno, porque Él puso su vida. Mi pequeño Matt, cuando era muy pequeño, solía decir: “Te amo, papá.” Y yo siempre le preguntaba: “¿Cuánto me amas?”; y él contestaba: “Te amo mucho.” Y yo le preguntaba: “¿Cuánto es mucho?” Y él hacía lo mismo; y brincaba a mis piernas, me abrazaba del cuello y me apretaba tanto como podía y me decía: “Eso es mucho.” Si usted pudiera subirse a las rodillas de Dios en algún momento y decirle: “Dios, quiero saber realmente cuánto me amas.” Yo creo que Él apuntaría a un monte fuera de Jerusalén y diría: “¿Ves la cruz hay en el medio? Ése es mi hijo.
Así te amo.” Y eso es exactamente lo que dice aquí cuando Él dice “en esto,” en esto conocemos. En esto percibimos el amor de Dios porque Él puso su vida por nosotros. Y escuche esto, aquí viene: “Así también nosotros debemos poner nuestras vidas por nuestros hermanos.” ¿Está listo para hacer eso? ¿Realmente se preocupan el uno por el otro solo? Hay algunos de ustedes que necesitan ser reprendidos. Algunos de ustedes necesitan ser restaurados. Algunos de ustedes necesitan ser amados. Algunos de ustedes necesitan ser ayudados de tantas maneras. Algunos de ustedes necesitan ser instruidos. Algunos de ustedes necesitan o tienen necesidades físicas. Algunos de ustedes necesitan que alguien ore con usted. ¿Ha visto a su alrededor para ver quién necesita qué y le ministra en amor? Hablamos de amar, pero no sé si está ahí, en todo, en toda situación. Versículo 17: “Pero el que tiene bienes de este mundo” -y aquí está lo práctico- “y ve a su hermano tener necesidad y cierra contra él su corazón, ¿cómo mora el amor de Dios en él?” Usted ve a alguien con necesidad y no la suple, ¿acaso el amor de Dios mora en usted? “Hijitos míos,” escuche esto, “amemos no sólo de palabra ni de lengua sino en hecho y en verdad.” Hablamos de esto, sin embargo me pregunto si está ahí. Y entonces, Jesús dice: “Mis amigos se aman unos a otros.”
Segunda característica, y esto es bueno, ¡esto es tan bueno! La segunda característica, los amigos de Jesús conocen la Verdad divina. Digo, simplemente piense en esto y esto no cabe en mi mente. Cuando me detengo a pensar en esto literalmente yo, aquí mi pequeño cerebro, pienso que esto es fantástico. Realmente no salí muy bien en álgebra. Saqué un siete. ¿Entiende lo que significa? Conozco la verdad del universo. Y también usted, si conoce a Jesús y usted es su amigo. Obsérvelo ahí en el versículo 15: “Ya no os llamaré siervos,” escuche esto, “porque el siervo no sabe lo que hace su señor. Pero os he llamado amigos porque todas las cosas que oí de Mi Padre, os las dado a conocer.” ¿No es eso fantástico? Todo lo que Jesús escuchó del Padre nos lo cuenta. El esclavo nunca podía ser un amigo, el esclavo en el griego realmente era una herramienta viviente, eso es lo que era. Su amo nunca le contaba por qué le había dicho eso.
Usted sabe, ve y haz esto. El amo no le compartía ninguna de sus metas, ninguna de sus pasiones, no hablaba de sus amores; y de todo su propósito para el esclavo. Él simplemente salía y decía: “Mira, ve allá y haz esto y aquello, ve por allá y haz esto y aquello; y él se encargaba del propósito de todo eso. Pero nosotros, que somos los amigos de Jesús, no estamos obedeciendo de manera ciega. Estamos informados de los detalles, compartimos Su corazón, compartimos Sus planes, compartimos Sus motivos, compartimos Sus propósitos. Los esclavos sirven para poder ganar dinero, ¿no es cierto? Sirven para poder ganarse su sustento. Los siervos, trabajan simplemente para recibir su sueldo. Recibir su pago. A ellos les podría importar menos lo que desea el amo. Y en la mayoría de los casos, tienen una actitud de queja, de enojo hacia el jefe. Simplemente sirven. Simplemente hacen lo que tienen que hacer para terminar, para ganarse su dinero. Pero no nosotros. No los amigos. ¡Oh no! Nuestra pasión es la pasión de Jesús.
Queremos lo que Él quiere. Y entonces, no estamos trabajando para ganarnos algo, estamos trabajando porque ése es el deseo de nuestro corazón. Porque conocemos el plan entero de principio a fin. Él nos ha revelado el pasado, presente y futuro. Jesús lo dijo en Juan 8:32: “Y conoceréis la Verdad y la Verdad os hará libres.” Conoceréis la Verdad. Allá en el capítulo 17 de Juan, versículo 6: “He manifestado Tu nombre a los hombres que en el mundo me diste. Tuyos eran y me los diste y han guardado Tu palabra.” Observe esto: “Ahora han conocido que todas las cosas que me has dado proceden de ti. Porque las palabras que me diste, les he dado y ellos las recibieron y han conocido verdaderamente que salí de Ti y han creído que Tú me enviaste.” Jesús dice: “Padre, todo lo que me dijiste, Yo se los he dicho.” En Mateo, me encanta esto, en el capítulo 13, en los versículos 10 y 11 dice, acerca de las parábolas que Jesús dio y los discípulos vinieron y le preguntaron: “¿Por qué les hablas por parábolas?” Él respondiendo les dijo: “Porque a vosotros os es dado saber los misterios del Reino de los cielos, más a ellos no les es dado.” Aquellos que son los amigos de Jesús, a ellos les abre, les da a conocer el deseo más íntimo de Su corazón. En Lucas 10:23 dice: “Y volviéndose a los discípulos les dijo aparte: “Bienaventurados los ojos que ven lo que vosotros veis.”” ¿No es eso bueno? Versículo 24: “Porque os digo que muchos profetas y reyes desearon ver lo que vosotros veis y no lo vieron; y oír lo que oís y no lo oyeron.” Para aquellos que son amigos de Jesús, hay una intimidad de conocimiento que vino del Padre a través del Hijo a nosotros. Usted sabe, vino primero a esos apóstoles y a Pablo y lo transmitieron a nosotros en las páginas de la Palabra de Dios. Lo aprendieron directamente de Jesús y lo transmitieron a nosotros.
Y Pablo dijo en Hechos 20:27: “No he rehuido anunciaros todo el consejo de Dios.” Está aquí, en el libro. Lo tenemos en las Escrituras. En Efesios 3, Pablo habla del misterio que se nos ha dado a conocer. Al final del libro de Romanos, en el capítulo 16, en los versículos 25 y 26, él dice: “Pero que ha sido manifestado ahora y que por las Escrituras de los profetas según el mandamiento del Dios eterno, se ha dado a conocer a todas las gentes para que obedezcan a la fe.” En otras palabras, la manifestación de la Verdad de Dios a través de las Escrituras. Dice usted: “Bueno, eso nos aparta de nadie. Cualquier persona que compra la Biblia la puede leer.” No es así. No es así. Vuelva a leer 1 Corintios 2 y descubrirá que el hombre natural no percibe las cosas que son de Dios; tienen que ser discernidas espiritualmente.
Y mediante el Espíritu que mora en nosotros y la Palabra de Dios, conocemos la Verdad divina. Conocemos cosas que nadie más conoce. Todos los filósofos y todos los científicos de nuestro mundo, buscando, investigando la Verdad son como bebés en el bosque comparados con el cristiano más simple que está expuesto a la revelación de Dios a través de la palabra y el ministerio del Espíritu Santo. Y creo que a veces damos por sentado esto, ¿no es cierto? Realmente creo que así es. No creo que realmente entendamos lo que es, saber lo que conocemos. Y entonces, Jesús nunca esperó que Sus discípulos estuvieran obedeciendo de manera ciega y, en cierta manera, nada más siguiéndolo ahí, produciendo externamente obediencia; sino que iban a ser Sus amigos, relacionados íntimamente con todos los deseos de Su corazón, Su obra y Sus misiones. ¡Qué privilegio es eso! De hecho, inclusive Él vive Su vida a través de nosotros. Entonces, los amigos de Jesús se aman el uno al otro y conocen la Verdad divina.
En tercer lugar, los amigos de Jesús son escogidos de manera especial. Esto es bueno. Los amigos, normalmente, en una situación humana, se escogen de manera mutua el uno al otro. Pero no es así en este caso. Versículo 16, sólo la primera parte: “No me elegisteis vosotros a Mí, sino que Yo os elegí a vosotros -y escuche esto-, y os he puesto para que vayáis.” Y vamos a detenernos ahí. Me gusta eso. Él dice: “Yo los he escogido a ustedes, ustedes no me eligieron a Mí;” y Él está hablando de salvación aquí. Versículo 19 dice: “Yo os elegí del mundo.” Jesús ha escogido a ciertas personas para que Él sea su amigo; y Él los escogió del mundo. Eso se refiere a salvación. En Efesios, capítulo 1, versículo 4: “Según nos escogió en Él desde antes de la fundación del mundo.” Escogidos del mundo. En Marcos, un versículo viene a mi mente, creo que es el capítulo 13, versículo 20, el cual dice: “Y si el Señor no hubiese acortado aquellos días,” está hablando de la Tribulación, “nadie sería salvo; más por causa de los escogidos que Él escogió, acortó aquellos días.” Jesús escoge a Sus amigos. De hecho, lo lee cuidadosamente en el capítulo 6 de Lucas y ahí en los versículos 13 y 14, y va a ver que Él dirigió eso de manera especial a los discípulos. “Cuando era de día, Él le llamó a sí mismo a Sus discípulos y de ellos escogió doce.” Y después los nombra. Sabemos que Él escogió para salvación y sabemos, en segundo lugar, que Él también escogió a estos para que fueran Sus “discípulos en particular”.
Y después, quiero que vea otra palabra en ese versículo. Él dice: “Os elegí.” Y hemos hablado tanto de eso en el pasado. Del gran decreto de Dios, después Él dice “Os he elegido y os he puesto.” Ahora, esa es una palabra diferente. Esa es una palabra griega; y es una palabra interesante porque significa seleccionar, designar para un servicio especial o apartar para una razón especial. Y en varios lugares en el Nuevo Testamento, Él habla de ciertos individuos que son designados u ordenados. Y creo que es una palabra muy importante porque nos presenta un concepto muy importante. En la carta de Pablo a la Iglesia en Corintio, en el capítulo 12, él dice que él mismo designó o puso a algunos para que fueran apóstoles, profetas, maestros y demás; y después enlista los dones en el versículo 28 del capítulo 12. En 2 Timoteo 1, él habla de ser apartado, designado para cierto propósito. La palabra ordenado o establecido, designado, significa, implica la idea de servicio. Puesto. Escogido para salvación, ordenado o puesto para un servicio especial. Esa es la distinción en el versículo, “os he elegido” eso es para salvación; “os he puesto”, eso es para servicio, servicio especial. Los amigos de Jesús entonces, son escogidos especialmente y como dije en el versículo 19, son escogidos del mundo. Ahora, quiero que usted vea para qué son escogidos; y me encanta esto. Primero dice: “Ustedes son escogidos y puestos” ¿para qué? ¿Cuál es la siguiente palabra? “Vayáis.” Para que vayáis. Me gusta eso. Ningún cristiano jamás fue escogido para detenerse o para estar de pie y observar.
Ayer estuve en Santa Bárbara y tuve una conferencia todo el día con los alumnos de la Universidad de California de Santa Bárbara, ahí en la Isla Vista; y usted sabe que ahí hace mucho calor. Y entonces, hay cosas muy extrañas, diferentes grupos muy extraños. Pero estaba hablándoles, tres o cuatro veces ayer y una persona se me acercó y me preguntó: “¿Es usted cristiano?” Comencé a hablar y, claro, usted sabe, él era cristiano y hablamos más. Y me enteré que había ido al seminario y se salió y le dije: “¿Qué estás haciendo ahora?” Y él dijo: “Bueno, tenemos una pequeña comunidad aquí, y simplemente alabamos a Dios juntos; no nos reunimos ni nada, simplemente nos reunimos a diario en casa y no tenemos un edificio.” Y él siguió y siguió. De este tipo de iglesia, una especie de iglesia en casa. Sólo nos reunimos. Y le dije: “Bueno, ¿qué hacen?, ¿quién les enseña?” Y él dijo: “No, no, nadie nos enseña, sólo compartimos. Nunca nadie enseña.” Y yo dije: “¿Algunas de las personas sienten que tiene el don de enseñanza?” Él dijo: “Probablemente.” Y dije: “Bueno, y ¿qué haces?, ¿Cuál es tu propósito?” “Bueno, sólo alabamos mucho al Señor.” “Bueno, ¿probablemente vas a la calle compartes tu fe, verdad?” Él dijo que no. “Hemos estado existiendo por dos años y medio y nunca le hemos dicho a nadie. Nos sentimos que somos llamados a eso. Sentimos que todavía somos una iglesia infante y la iglesia infante nunca salió y evangelizó.” Le dije: “Bueno, ¿por cuánto tiempo has sido cristiano?” “Quince años.” Le dije: “Bueno, amigo mío, ya no eres un creyente infante. Además, no estoy seguro de que eso es legítimo de cualquier manera.” Pero la idea es que ellos habían sido llamados y escogidos para sentarse el uno con el otro y cantar canciones todo el día. Amigo mío, usted fue escogido para ir, el mundo no va a venir. Usted tiene que ir. La Biblia no dice: “Oigan, ahí afuera en el mundo, vengan a la iglesia.” No, salgan a las carreteras y a todos lados e invítenlos a que vengan, dijo Jesús. Id por todo el mundo y predicad el Evangelio a toda criatura. Jesús dijo: “Después de que el Espíritu haya venido sobre vosotros, seréis Mis testigos en Jerusalén, Judea, Samaria y hasta lo último de la tierra.” Sal y alcanza al mundo. Amigo mío, usted fue escogido para ir, no para venir.
Y venga hasta que esté listo para ir; y entonces, vaya. Entonces, Cristo escogió un grupo de hombres del mundo de las tinieblas. Los salvó primero, los preparó, los amó, los llamó Sus amigos, los ordenó, los envió de regreso al mundo, de donde los escogió, nada más que ahora regresaron, y ahora estaban listos para hacer algo en el mundo del que habían salido. ¡Qué llamado tan elevado! Todo creyente ha sido escogido para la salvación, ordenado para servicio especial y usted tiene que regresar al mundo de nuevo para comunicar a Jesucristo. La idea es moción, movimiento en la vida cristiana. La idea es ir. Estoy pensando en un versículo, en 2 Tesalonicenses 1:11. Pablo dice: “Por lo cual asimismo oramos siempre por vosotros para que nuestro Dios os tenga por dignos de Su llamamiento y cumpla todo propósito de bondad y toda obra de fe con Su poder. Para que el nombre de nuestro Señor Jesucristo sea glorificado en vosotros.” ¡Hombre! Somos llamados y ordenados para glorificar el nombre de Jesucristo en el mundo. Somos llamados y se nos ha puesto para dejar que Dios lleve a cabo Su voluntad perfecta a través de nosotros. No somos llamados a sentarnos. Sino que somos llamados a ir. Entonces, los amigos de Jesús se aman unos a otros, conocen la Verdad divina y son escogidos de manera especial.
Y en cuarto lugar, los amigos de Jesús dan fruto permanente. El versículo 16 dice esto a la mitad, después de que “Vayáis y llevéis fruto; y vuestro fruto permanezca.” Vamos a detenernos ahí. Usted sabe, una de las cosas fantásticas acerca de la vida cristiana es que tiene tanto propósito. Digo, ¿se da usted cuenta que cuando sale y comunica el Evangelio de Jesucristo alguien y recibe a Cristo, usted lo ha cumplido con una transacción eterna? Piense en esto, simplemente vea la vida fuera de Jesucristo y la ve cómo se va desvaneciendo, día tras día, sin significado, sin resultado, sin efecto en nadie, por ningún tiempo en absoluto y después compárela con la vida de un creyente, un amigo de Jesús, queda fruto, que es eterno, ¡qué realidad tan fantástica! Simplemente son como las ondas en un charco, cuando una roca entra. Su vida va a tener un impacto por toda la eternidad con fruto, dado a tiempo para la gloria de Dios y le dijo que esto es emocionante. Ésta es una promesa maravillosa. Que usted dé fruto. Que lleve fruto y vuestro fruto permanezca. Dice usted: “¿Qué es fruto?” ¿Se acuerda lo que es? Es semejanza Cristo. Es confesión de alabanza. Es contribución de amor. Es comunicación también que bendice a otros.
Es conducta en general, buenas obras. Y eso, también son convertidos llevados a Cristo. Todo eso es fruto y su fruto, amigos míos, es eterno. Esas son las realidades que afectan las vidas de la gente para siempre. Dice usted: “Bueno, si no tengo ningún fruto eterno, si nunca he guiado a nadie a Jesús; quizás nunca ha visto el resultado final, quizás usted nunca coseche; pero cada vez que alguien vio amor o gozo o algunos de los otros frutos del Espíritu en su vida, el plantar la Verdad de Dios; y cuando esa persona vino Cristo, usted fue parte de esta experiencia. Y ese también fue su fruto. Y cuando usted le ha enseñado a alguien más la palabra de Dios y ha enriquecido su vida cristiana, lo cual le da más gloria a Dios, usted ha dado fruto eterno. Le digo entonces que es maravilloso tener una vida que continuamente está produciendo frutos por toda la eternidad. ¿Entiende la importancia de su propia vida en Cristo? Simplemente entender que usted no sólo es un punto en el mundo que no tiene significado alguno, tiene consecuencias eternas que van de la mano con su vida. Usted afecta a la eternidad para siempre. La promesa de una vida con fruto eterno, ¡que fantástico! No señor, un pámpano verdadero no sólo salpica de manera temporal sino que tiene fruto permanente. Me encanta lo que Pablo dijo en 2 Corintios 5:17. Él dijo: “Yo testifico porque si alguno está en Cristo nueva criatura es. Las cosas viejas pasaron y he aquí, todas son hechas nuevas.” ¿Sabe por qué Pablo estaba en el ministerio? Porque él se llenaba de un gozo tan tremendo por ver el producto terminado y saber que era eterno. Las cosas que usted hace para Dios nunca terminan. ¿Sabía eso? ¿Recuerda ese dicho? “Sólo lo que es hecho para Cristo durará. Todo el fruto que usted de es para siempre.” Y eso es fantástico. ¿Se acuerda de Apocalipsis, lo que dice acerca de los santos que han muerto? Dice: “Han muerto y se han ido a la gloria y sus obras,” ¿qué?, “los siguen.” ¿Se da cuenta? Sus frutos los siguen para siempre.
Finalmente, los amigos de Jesús no sólo se aman unos a otros, no sólo experimentan Verdad divina y todas estas otras cosas sino que los amigos de Jesús tienen oraciones respondidas. Observe al final del versículo 16: “Para que todo lo que pidiereis al Padre en Mi Nombre, Él os lo de. “¿No es eso emocionante? A un verdadero amigo de Jesús se le responden sus oraciones. Hemos hablado mucho acerca del principio de pedir en el nombre de Cristo. Simplemente significa decir: “Estoy pidiendo esto porque esto es lo que Jesús querría.” Esto es ser abnegado. No para consumírselo en sus propios deseos, en sus propias concupiscencias. Sino porque éste es el deseo de Jesucristo. Estoy pidiendo por Jesús, porque esto es lo que Él querría; y Dios responderá.
Quería pasar más tiempo en esto, pero ya terminamos. Aquí están las características de aquellos que son los amigos de Jesús. Se aman unos a otros. Conocen la Verdad divina. Tienen un llamado especial fuera del mundo para regresar al mundo. Llevan, dan fruto permanente que es eterno. Se les responden sus oraciones cuando oran en el nombre de Jesucristo. Eso es lo que significa ser amigo de Jesús. Ahora, permítame añadir un pensamiento más. Esto es clave. Todas estas características son características de usted que conoce a Cristo. Todas ellas. Pero en cada caso, escuche esto, en cada caso, aunque estas son de usted, estas son sus características por el patrón general y por su posición en Cristo, el Nuevo Testamento las lleva un paso más adelante y lo alienta a usted a que realmente opere en base a estos principios. Los verdaderos amigos de Jesús se aman unos a otros, sin embargo la Biblia dice que debemos amarnos unos a otros de manera ferviente. Y nos empuja al extremo. Los verdaderos amigos de Jesús conocen la Verdad de Dios, sin embargo la Biblia dice: estudia la palabra de Dios para que te procures con diligencia presentarte ante Dios aprobado. Trazándola correctamente.
El verdadero amigo de Jesús ha sido llamado de este mundo, sin embargo la Palabra de Dios nos dice de una manera tan cuidadosa: anda, camina de una manera digna de un llamado tan alto. Un verdadero amigo de Jesús da fruto eterno; y sin embargo la Biblia busca que demos más fruto en respuesta a la limpieza del Padre. El amigo de Jesús ora y Dios responde. Y la Biblia también dice: ora fervientemente, ora eficazmente y ora sin cesar. Como puede ver, en cada uno de estos patrones y verdades posicionales, está esa implementación práctica, para que nos involucremos en todo lo que está disponible. Los recursos son de usted, si usted es amigo de Jesús. Dice usted: “¿Y qué hay acerca de aquellos que no son Sus amigos?” Bueno, ahora Jesús dice esto: “Él no es Mi amigo, el que no está conmigo, esta contra Mí.” ¿Está buscando amor? ¿Está buscando Verdad? ¿Está anhelando el propósito de vivir para algo, ser parte de algún plan? ¿Está anhelando tener una vida significativa, productiva? ¿Está buscando recursos sobrenaturales para todas sus necesidades? Entonces, le digo simplemente que sea amigo de Jesús y tendrá todo eso. Dice usted: “¿Pero cómo puedo yo si Jesús escogió Sus amigos?” Él lo hace, y si está hablando a su corazón en este momento y llamándolo a usted, usted debe responder de manera personal e individual.
Padre, te damos gracias por enseñarnos en esta mañana una vez más. Y Señor, sabemos que hay algunos aquí en esta mañana que nunca han recibido a Jesucristo. Padre, hay algunos que Tú estás llamando en este momento para que sean Tus amigos. Señor Jesús, hay algunos a quienes Tú has escogido para que sean Tus amigos y estás esperando que respondan. Y en este momento, en sus corazones, ellos están sintiendo que los estás llamando y que crean en Ti, que reciban Tu amistad y todo lo que implica. Y Padre, oro porque hagan eso. Que se conviertan en ese amigo. Padre, aquellos de nosotros que somos Tus amigos, estamos listos para amarte. Ayúdanos a tomar todos estos patrones generales y patrones posicionales que tenemos y estirarlos hasta el límite. Ayúdanos a ser el tipo de amigos más genuinos para que Tú seas glorificado en nosotros. Oramos en el nombre de Jesús, a quien amamos y a quien servimos con amor. Amén.
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John F. MacArthur
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