lunes, 4 de mayo de 2015

Diego Armando - Dios me buscó y me encontró

No me queda la menor duda que no fui yo quien escogió a Dios, es absolutamente inconcebible que yo tuviera esa fuerza de voluntad para salir de la esclavitud del pecado, y buscar a Dios, me resulta siquiera imposible el pensarlo. Estando yo muerto en mis delitos y pecados, responsable completamente de ellos, merecía ir al infierno, Dios no hubiese sido injusto si en esos días me hubiera dejado morir, yo merecía ir al infierno.

Carnalmente, humanamente yo hubiera preferido que me dejara ahí donde estaba, «en el adulterio, borracheras, peleas, ira, contienda, lujuria, idolatría, la injusticia, el hurto, la mentira, inmundicia, malicia, la estafa, corrupción, etc, etc...» Mi carne se deleitaba con tales cosas.
Sin embargo, por su pura voluntad, por su infinito e incondicional amor, decidió Él salvarme, por su pura gracia. Él me enseñó el camino, Jesucristo, Él me trajo, Él me buscó primero.

En Su Palabra, aprendemos que Dios nos busca primero, y busca aquellos quienes tienen una loza de pecados sobre sí mismos, lo más vil, la escoria. Aquellos que se sienten sabios, poderosos, buenas personas, mejores que otras y que no necesitan a Dios quedaron hechos a un lado.

En este mundo no hay quien busque a Dios. Dios busco a Noe, Dios buscó a Abraham, Dios buscó a Moisés, Dios buscó a Gedeón, Dios buscó a Isaías, Dios buscó a Jeremías, Dios buscó a los 12 apóstoles, Dios buscó a Pablo. Y Dios es quien toma la iniciativa aún hoy en día y la seguirá tomando, de buscar a personas, y no al revés.

Desde el principio aprendemos que Adan cuando fue tentado no buscó a Dios, para pedir consejo, y aún después de haber caído en el Edén, no corrió a los pies de Dios buscando su perdón, sino que Dios en su perfecto amor, gracia y misericordia fue a buscar a su creación perfecta, la cual ya había sido tomada por las garras de satanás. ¿Dónde estás tú?

Dios a sabiendas que su hijo Adán había caído, fue a buscarle y lo vistió a causa de la desnudez del hombre, oh que misericordia del Padre.

Tu, puedes ser un hijo de Dios, tu, que te encuentras desnudo ante el mundo, sin un escudo el cual pueda defenderte de las garras devoradoras de satanás, obedece al llamado, y ven pronto a los pies de Cristo. Dios está listo para ese encuentro contigo, la fiesta está lista en el cielo, una fiesta especial por un hijo que anduvo perdido y fue hallado, una fiesta sin precedentes especialmente por ti.

¿Qué tienes que hacer? Doblar tus rodillas y arrepentido renuncia a todo, pídele a Dios que te diga como ser salvo, Él sin lugar a dudas que lo hará.

...Ven pronto, ven pronto dice el Señor y Dios, ven hoy mismo.

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