miércoles, 27 de mayo de 2015

Charles Stanley — Cómo confrontar sabiamente la tentación

Lecciones practicas para entender la palabra de Dios

PASAJE CLAVE:   1 Corintio 10.13 | LECTURAS DE APOYO: Mateo 4.1-8; 5:28 | Jua 10.30 | Santiag 1.13| Hebreo 13.5
En este mensaje, Charles Stanley explica lo que es la tentación y cómo funciona. El enemigo se esfuerza para incitarnos a dejarnos llevar por nuestros deseos, más allá de los límites fijados por Dios; por invitarnos a desobedecer a Dios; y para que nos rebelemos contra Él y hagamos nuestra voluntad.
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Charles Stanley - Cómo confrontar sabiamente la tentación

Notas del Sermón


INTRODUCCIÓN
Los seres humanos hemos confrontado la tentación  desde los tiempos de Adán y Eva.

Inclusive Jesús fue tentado mientras anduvo en este mundo, pero solo Él pudo resistir las tentaciones en todo momento. Aunque ninguno de nosotros puede pretender hacer lo mismo, Dios no nos deja solos para enfrentar los ataques del diablo. Nos ayuda a mantenernos firmes, al darnos el poderoso versículo bíblico que hallamos en 1 Corintios 10.13: “No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar”. Si deseamos responder sabiamente ante la tentación, debemos añadir esta porción bíblica a nuestra armadura de protección.


DESARROLLO DEL SERMÓN 
La tentación  puede ser definida como una invitación a ir más allá de los límites que Dios ha trazado para nuestra vida.

Por ejemplo, amar a otra persona  es algo bueno,
pero la lujuria es un sentimiento egoísta que va más allá de los límites que el Señor ha establecido para nosotros. La tentación  es básicamente una invitación a desobedecer a Dios y a rebelarnos  a su voluntad, para así hacer la nuestra.

 El origen de la tentación

Casi siempre culpamos a otros cuando nos rendi- mos ante la tentación. De hecho, hay quienes cul- pan a Dios, pero la tentación  nunca proviene de Él. Santiago 1.13 nos dice: “Dios no puede ser tentado por el mal, ni Él tienta a nadie”.
Es Satanás quien nos tienta y quien hace uso de
otras personas  para alejarnos de la voluntad de Dios. Sin embargo, no podemos  declarar que Satanás nos ha hecho pecar, pues somos nosotros los que nos rendimos  ante la tentación.


La naturaleza de la tentación

  •  Es común para todos. Aunque no todos somos vulnerables en las mismas áreas, nadie está exento de ser tentado.
  • Se forma de la fantasía y de aquello que vemos. Comienza como un pensamiento y progresa  cuan- do nos imaginamos participando en aquello que no es del agrado de Dios.
  • Es diferente a las pruebas. El diablo nos tienta para hacer lo que es malo y que así nos alejemos de Dios. Las pruebas  son usadas por el Señor para fortalecernos.


Ideas falsas acerca de la tentación

Sabemos que cada área de cautividad  puede traer consecuencias adicionales.
  • La tentación  no es pecado. La vida de Jesús  nos lo demuestra.  Aunque fue tentado, nunca llegó a pecar (Mt 4.1-8). No siempre tenemos  control sobre los pensamientos que llegan a nuestra  mente, pero podemos  escoger entre dejarlos ir o retenerlos.
  • No somos empujados hacia la tentación. El ene- migo no nos empuja hacia su trampa, ni tampoco caemos en ella de manera accidental. Aunque somos incitados  por el diablo, o influenciados por otras personas, la decisión de salirnos de la volun- tad de Dios es solo nuestra.
  • El Señor no se ofende cuando somos tentados. Sabe que las tentaciones llegarán a nuestra  vida desea que las usemos como advertencias que nos indican el camino por el cual ir.
  • No siempre podemos huir de ellas. En ocasiones, huir de la tentación  es la mejor opción, pero veces esto es imposible de lograr. Por eso debemos edificar nuestras  defensas para no ceder ante las tentaciones.

El proceso de la tentación

Debemos entender la manera en que funciona la ten- tación para así poder defendernos de ella.

  • Pensamientos. Todo comienza con un pensamien- to tentador  que entra en nuestra  mente.
  • Imaginación. Nos imaginamos lo que sentiremos al realizar lo que deseamos. Aunque no hemos actuado, lo vivimos en nuestra  mente.
  • Meditación. Una vez que hemos descubierto pla- cer en cuanto a ese asunto, pensaremos en ello más frecuentemente.
  • Voluntad. Mientras consideramos si debemos  o no continuar con ese pensamiento, nuestra  voluntad se ve envuelta.
  • Decisión. Eventualmente tendremos que tomar la decisión de continuar por el camino peligroso o de alejarnos de él.
  • Consentimiento. Es en ese punto que nos rendi- mos ante la tentación.
  • Pecado. Desobedecemos al Señor.

El poder de la tentación  sexual

La tentación  sexual es tan poderosa, porque es un ofrecimiento  engañoso de placer inmediato  sin con- secuencias.  Si no lo rechazamos  desde el comienzo, seguirá creciendo hasta llegar a ser un gran pro- blema. Esta tentación  comienza como una pequeña chispa, pero pronto llega a ser una poderosa  llama, hasta que se convierte en un infierno en erupción. Una vez que nos hemos rendido ante el deseo, nos hemos debilitado para la próxima tentación.


Cómo proteger las áreas vulnerables

Un aspecto importante en relación con este tema es el saber reconocer y proteger  nuestros puntos débiles. Lo primero que debemos  hacer es decidir aquello que no tendrá parte en nuestra  vida. Luego debemos descansar en la promesa que Dios nos ha hecho de poner límites a las tentaciones (1 Co 10.13). Y final- mente, tenemos  que tomar en cuenta las consecuencias de nuestra  desobediencia.

Cómo proteger las áreas vulnerables

Hay ciertos pasos que debemos  dar para confrontar sabiamente la tentación:
  • Seamos responsables. Somos responsables por lo que hacemos con las tentaciones.
  • Pongamos nuestra mirada en lo que es impor- tante. La tentación  nos invita a mirar solo lo que tenemos  delante, pero Dios desea que veamos las consecuencias que podríamos  sufrir.
  • Identifiquemos nuestros puntos débiles. Reconozcamos esas áreas vulnerables que podrían llegar a ser blancos fáciles para Satanás.
  • Visualicémonos haciendo lo que es correcto. En vez de fantasear  con el pecado, imaginémonos haciendo  lo que es del agrado de Dios.
  • Seamos responsables ante otros. Busque a un amigo en el que confía, y contáctelo  cuando se sienta tentado.
  • Lea la Palabra de Dios. No podrá defenderse ante los ataques  del enemigo si no conoce las Sagradas Escrituras.
  • Haga de la oración una parte vital de su vida. Es al conversar  con el Señor cada mañana  que somos fortalecidos y preparados para enfrentar  los ata- ques diarios de Satanás.

REFLEXIÓN

n ¿Cuál es la tentación  más poderosa  que hoy enfrenta? ¿De qué manera la ha confrontado?
n ¿Cuáles son las áreas más vulnerables de su vida?

¿Qué
hará para defenderse cuando sea tentado?

n Si considera  las tentaciones que más frecuente- mente enfrenta, ¿qué debe hacer de antemano para ser fortalecido y poder resistirlas?

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