Esfuércese tanto por conocer a Dios como para ser conmovido por Sus atributos. Viva siempre delante de Él. Nadie puede conocer el pecado perfectamente porque nadie puede conocer a Dios perfectamente. Usted no puede conocer el pecado más de lo que conoce a Dios, contra quien usted peca; la maldad formal del pecado es relativa, pues es contra la voluntad y los atributos de Dios. El hombre piadoso tiene algún conocimiento de la maldad del pecado porque él tiene algún conocimiento del Dios que es ofendido por éste. El impío no tiene un conocimiento práctico y prevaleciente de la maldad del pecado porque él no tiene un conocimiento de Dios. Aquellos que temen a Dios temerán el pecado; aquellos que en sus corazones son irreverentes e impertinentes para con Dios, harán, en sus corazones y en sus vidas, lo mismo para con el pecado; el ateísta, que piensa que Dios no existe, también piensa que no hay pecado contra Él. Nada en el mundo entero nos mostrará de manera tan simple y poderosa la maldad del pecado, tanto como el conocimiento de la grandeza, bondad, sabiduría, santidad, autoridad, justicia, verdad y etc., de Dios. Por tanto, el sentir su presencia hará que también sintamos la maldad del pecado...
2. Orientación
Tenga bien considerado el sacrificio de Cristo, Su sandre derramada y Su vida santa. Su trabajo es expiar el pecado y destruirlo. Su sangre fue derramada por éste. Su vida lo condenó. Ame usted a Cristo y odiará aquello que causó su muerte. Ame a Cristo y usted anhelará ser hecho a Su imagen, y odiará aquello que tan contrario es a Él.
3. Orientación
Piense bien cuan santa es la obra y trabajo del Espíritu Santo, y cuan grande misericordia es esto para nosotros. ¿Va Dios mismo, la luz celestial, hacia un corazón pecaminoso para iluminarlo y purificarlo? ¿ Y todavía debo mantener mi oscuridad y corrupción, en oposición a esa maravillosa misericordia? Aunque no todo pecado contra el Espíritu Santo es una blasfemia imperdonable, todo se agrava aún más por medio de eso.
4. Orientación
Considere y conozca el maravilloso amor y la misericordia de Dios, y piense en todo lo que Él ha hecho por usted, y usted odiará el pecado, y se avergonzará de él. Es un pecado grave, incluso para el sentido comúny la ingenuidad, que debemos ofender a un Dios de bondad infinita que llenó nuestras vidas de misericordia. Usted será afligido si ha dañado a un amigo extraordinario; su amor y su bondad vendrán a sus pensamientos y sentirá rabia de su propia maldad. Por un lado verá la gran lista de las misericordias de Dios hacia usted, hacia su alma y cuerpo. Por otro lado verá a satanás, escondiendo de usted el amor de Dios, y tentándole bajo pretensión de humildad, intentando negar Su gran y especial misericordia; procurando destruir también su arrepentimiento y humillación escondiendo también la gravedad de su pecado.
5. Orientación
Piense en el propósito de la existencia del alma humana. ¿ Para qué fue creada? Para amar, obedecer y glorificar a nuestro Creador; y verá usted lo que es el pecado, pues éste pervierte y anula ese propósito.¡Cuán excelentemente grande y santa es la obra para la que fuimos creados y a la que hemos sido llamados! ¿ Deberíamos deshonrar en templo de Dios, y servir al diablo en su inmundicia y absurdo, en lugar de recibir, servir y glorificar a nuestro Creador?
6. Orientación
Piense cuan puros y dulces deleites puede una alma santa disfrutar de Dios en su santa adoración; y entonces verá usted lo que es el pecado, pues él nos impide estos deleites y prefiere en su lugar una lujuria carnal. Oh! con cuán que gran felicidad podríamos realizar cada deber, cuán grandes frutos podríamos producir sirviendo a nuestro Señor, y qué deleites encontraríamos en Su amor y aceptación, y cómo pensaríamos más en la eterna bienaventuranza, si no estuviese el pecado; el cual aparta las almas de las puertas de los cielos, y las hace caer, tal como un cerdo, en su querido lamazal.
7. Orientación
Considere la vida que usted vivirá para siempre, si va al cielo; y la vida que viven los santos allí ahora; y entonces no piense que el pecado, que tan contrario es a eso, no es una cosa tan vil e odiosa. O usted vivirá en el cielo, o no. Si no, usted no es uno de aquellos para quien yo hablo. Si usted lo es, sabe que allí no se practica el pecado; no existe una mente mundana, orgullo, pasiones, lujúria y placeres carnales… Oh! Si usted pudiese ver y escuchar apenas durante una hora, como aquellos benditos espíritus se encuentran amando y magnificando altamente al glorioso Dios en pureza y santidad, y cuán lejos están ellos del pecado; ver esto le haría a usted repugnar el pecado y ver a los pecadores en un estado de extrema decadencia como hombres desnudos nadando en medio de sus excrementos. Especialmente, piense que usted tiene esperanza de vivir para siempre como aquellos santos espíritus; y, por tanto, el pecado no será atractivo para usted.
8. Orientación
Fíjese en el estado de tormento de los condenados, y piense bien la diferencia entre ángeles y demonios, y ahí verá qué es el pecado. Los ángeles son puros; los demonios son sucios: santidad y pecado son dos extremos. El pecado habita el infierno, la santidad el cielo. Recuerde que toda tentación viene del diablo, para hacerle ser como él es; y toda disposición santa viene de Cristo, para hacerle ser como Él es. Acuérdese cuando peque, que está usted imitando y aprendiendo del diablo, y será, hasta ese instante, como él (Juan 8:44). Y la finalidad que esto conlleva es que también usted sienta los mismos sufrimientos que él. Si el infierno de fuego no es bueno, tampoco lo es el pecado.
9. Orientación
Mire siempre al pecado como alguien que está cercano a morir y considere como todo hombre el juicio final. ¿Qué dicen los hombres en el cielo a cerca del pecado? ¿Qué dicen los hombres en el infierno sobre el pecado? Y los hombres que están a punto de morir,¿qué piensan del pecado? ¿Y las almas conversas y las conciencias despiertas, qué dicen? ¿Trae deleite el pecado y es algo que no temen tal como es ahora? ¿Ellos le aplauden? ¿Hablará bien del pecado alguno de ellos? Pero, en general todo el mundo habla mal del pecado, incluso cuando ellos mismos aman y cometen diverson actos ¿Pecaría usted si estuviese al borde de la muerte.
10. Orientación
Vea siempre pecado y juicio juntos. Recuerde que usted tendrá que responder por eso delante de Dios, de los ángeles, y de todo el mundo; y usted lo conocerá mejor.
11. Orientación
Fíjese en el dolor, la pobreza, la vergüenza, la desesperación, la putrefacción y muerte en la sepultura; eso le ayudará un poco a entender lo que es el pecado. Estas son cosas que están delante de usted y en sus sentimientos; no necesita tener fe para entenderlas. Y por tales efectos usted entenderá algo más sobre su causa.
12. Orientación
Mire algunas personas santas y eminentes sobre la tierra, y mire al mundo loco, profano y maligno. Y la diferencia te dirá, en parte, lo que es el pecado. ¿Es que no hay bondad en una persona santa e irreprensible, que vive en amor para con Dios y con las personas, y en la alegre esperanza de la vida eterna? ¿No es abominable un borracho, promíscuo, blasfemador, malicioso, perseguidor, una criatura repugnante y deformada? ¿No es una visión miserable el estado impío, loco, confuso e ignorante del mundo? ¿No es todo eso en lo que el pecado consiste?
Aunque la parte principal de la cura sea hacer como que la voluntad odie al pecado, cosa que se consigue descubriendo su maldad; todavía añadiré algunas orientaciones más para la parte práctica, suponiendo que lo dicho hasta ahora haya causado efecto.
1. Orientación
Cuando usted sea consciente de su enfermedad y peligro, entréguese a Cristo como salvador y médico de almas, y al Santo Espíritu como su santificador, recordando que él es autosuficiente y está dispuesto a hacer el trabajo que Él mismo prometió que haría. No es usted quien debe salvarse y santificarse a sí mismo (a no ser que lo haga a través de Cristo), pero aquel que asumió esta labor, lo hizo para su gloria.
2. Orientación
Debe estar preparado para ser obediente y aplicar los remedios que Cristo le prescribió; Y observando sus orientaciones para que haya una cura. No sea tímido o débil diciendo que es algo amargo y doloroso; confíe en Su amor y Su cuidado; tome aquello que Él le prescribió o le dio, sin añadir nada más. No diga: “es muy triste, no lo consigo”. Porque aquello que Él te ordena es, seguro, provechoso y necesario; y si no lo consigue, ¡intente entonces cargar sobre usted su enfermedad, muerte y el fuego del infierno! ¿Son la humillación, confesión, restitución, mortificación y la santa diligencia peores que el infierno?
3. Orientación
Cuídese de no tomar partido junto al pecado, ni dispute o luche contra su Médico, o contra cualquier cosa que le haga bien. Justificar el pecado, ir en dirección hacia él, subestimarlo, luchar contra el Espíritu y la consciencia, ir contra los ministros y amigos piadosos, odiando la disciplina; no son estos los medios por los cuales usted será curado y santificado.
4. Orientación
Vea aquella maldad en cada uno de sus pecados particulares, que usted puede ver y decir que es generalizada. Es un grotesco engaño hacia sí mismo si suele hablar constantemente del mal del pecado y al mismo tiempo no ve ningún problema con su orgullo, mundanalidad, en sus pasiones y perversidades, su malicia y severidad, en sus mentiras, maleficencias, escándalos, o pecando contra la consciencia por comodidad y tranquilidad (seguridad) social. Qué contradicción es un hombre que ora y a la vez agrava su pecado, y cuando por esto es rechazado, intenta esconderse o justificarse. Es como si hablase contra la traición y los enemigos del rey; pero como los traidores son sus amigos y parientes, los protegerá y ocultará tomando parte igual que ellos.
5. Orientación
Manténgase lo más lejos posible de las tentaciones que alimentan y fortalecen el pecado que le puede dominar. Ponga un cerco a sus pecados y déjelos morir de hambre apartándoles la comida o combustible que lo mantienen vivo.
6. Orientación
Viva ejercitando las gracias y deberes que son contrarios al pecado qué más le pone a usted en peligro. Pues la gracia y el deber son contrarios al pecado, esto lo mata y nos cura, tal como el fuego nos libra del frío, o como la salud del dolor.
7. Orientación
No se debilite escuchando la incredulidad y la desconfianza, y no desaproveche las comodidades que Dios le ofrece, pues éstos son su fuerza y pueden alentarle. No debe tener miedo, deprimirse o desalentarse, si es apto para resistir al pecado; aún menos si uno siente el amor de Dios, pues recibir con gratitud Su gracia es de gran aliento (con cauteloso temor).
8. Orientación
Sospeche siempre de su amor propio carnal, preste atención a eso. Pues esa es la fortaleza donde el pecado se esconde, y es también su patrón; siempre pronto para arrastrarle hacia el pecado y justificarlo. Nosostros tendemos siempre a ser muy parciales en nuestro propio caso; como el caso de Judá con Tamar, y David cuando Natán lo rechazó en su parábola; eso muestra nuestras propias pasiones, nuestro propio orgullo, nuestra propia censura, nuestra propia maleficencia, nuestras relaciones perjudiciales, nuestra negligencia en los deberes; estas cosas nos parecen pequeñas, perdonables, incluso justificables. Considerando que podríamos situar la culpa de todo ello en los demás, especialmente en un enemigo, deberíamos estar todavía más familiarizador con nosotros mismos y deberíamos amarnos más a nosotros mismos, por tanto odiando más aún nuestro propio pecado.
9. Orientación
Considere como su principal labor matar al pecado desde su raíz; limpiar el corazón, que es la fuente; pues del corazón es que viene todo el mal de nuestra vida. Sepa cuales son las raíces principales; y utilice su mayor cuidado y diligencia para matarlas, especialmente las siguientes:
a) Ignorancia.
b) Incredulidad.
c) Inconsideración.
d) Egoísmo y orgullo.
e) Carnalidad, como satisfacer un apetito, lujuria y fantasías salvajes.
f) Insensibilidad, dureza de corazón y somnolencia en el pecado.
10. Orientación
Cuente el mundo entero con todos sus placeres; honras y riquezas no son mejores de lo que parecen; así Satanás no encontrará un cebo con el cual atraparte. Como Pablo, considere todo como estiércol (Fp.3:8) y aún estimo todas esas cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús…por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura.
11. Orientación
Mantenga conversaciones celestiales, y así su alma estará siempre en la luz, así como ante los ojos de Dios; dedíquese a esos quehaceres y deleites que lo libran del placer que le ofrece el pecado.
12. Orientación
Que su trabajo diario sea ser un cristiano vigilante; aunque haya distracciones y un miedo decepcionante, nutra la perseverancia.
13. Orientación
Preste atención al comienzo del pecado y sus primeros enfoques. ¡Qué gran diferencia hay de ese fuego encendido! Si usted cayese, levántese rápido a través de un profundo arrepentimiento, sin importar cúanto le cueste hacerlo.14. Orientación
14. Orientación
Haga del entendimiento de la Palabra de Dios su única labor y regla.
15. Orientación
En caso de duda, no se aparte fácilmente del juicio unánime de la mayoría de sabios y piadosos de todas las épocas.
16. Orientación
No sea precipitado actuando por sus emociones, pero proceda deliberadamente y pruebe cada cosa antes de afirmarse en ella.
17. Orientación
Familiarícese con su temperatura corporal, y en qué áreas de su vida tiende a pecar más, y también en qué situaciones el pecado te hace más bulnerable, y en esas cosas debe ser más riguroso si cabe.
18. Orientación
Manténgase en un estilo de vida ordenado y santo, tal como Dios le ha ordenado que viva. Pues no hay mantenimiento para los recién llegados que se desvían del camino, que ignoraron la orden y el mandamiento de Dios. Y esta orden se resume principalmente en estos puntos:
a) Que usted mantenga su unión con la iglesia universal. No viva separado del cuerpo de Cristo bajo ningún concepto. Sea en la iglesia como un regenerado, manteniendo la comunión espiritual en fe, amor y santidad; como un congregado, manteniendo la comunión externa, en la profesión de fe y en la adoración.
b) Si no es usted maestro, viva bajo el mando de sus fieles pastores como obedientes discípulos de Cristo.
c) Que los más piadosos sean, si es posible, sus amigos íntimos.
d) Sea esforzado en algún llamado externo.
19. Orientación
Utilice usted todas las disposiciones de Dios, en la prosperidad y en la adversidad, para combatir su pecado. Si Él le ha dado salud y prosperidad, recuerde por medio de esto que Dios reclama su obediencia y tiene un llamado especial para usted. Si Dios le aflige, recuerde algún pecado con el cual quizás usted le está ofendiendo; por tanto, tome esto como Su remedio y preocúpese de no bloquear esta obra, siendo diligente, pues esa angustia puede limpiar su pecado.
20. Orientación
Espere pacientemente en Cristo hasta que Él haya realizado su cura, que no terminará hasta que esa ardua vida llegue a su fin. Persevere usted en la atención a Su Espíritu y sus medios; pues Él vendrá cuando se cumpla el tiempo, y no tardará. “Conozcamos pues, esforcémonos por conocer al Señor, Su salida es tan cierta como la aurora, y Él vendrá a nosotros como la lluvia, como la lluvia de primavera que riega la tierra” (Os. 6:3). Aunque usted piense “no hay cura para mí” (Jr.14:19) “Yo curaré su infidelidad, los amaré generosamente, pues mi ira se ha apartado de ellos” (Os. 14:4). “Pero para vosotros que teméis minombre, se alzará el sol de justicia, y traerá en sus alas salvación” (Ml. 4:2) “Bienaventurados todos los que en Él esperan” (Is. 30:18).
De este modo, les he dado algunas orientaciones que pueden ser útiles para odiar el pecado, humillándose y liberándose de él.
15. Orientación
En caso de duda, no se aparte fácilmente del juicio unánime de la mayoría de sabios y piadosos de todas las épocas.
16. Orientación
No sea precipitado actuando por sus emociones, pero proceda deliberadamente y pruebe cada cosa antes de afirmarse en ella.
17. Orientación
Familiarícese con su temperatura corporal, y en qué áreas de su vida tiende a pecar más, y también en qué situaciones el pecado te hace más bulnerable, y en esas cosas debe ser más riguroso si cabe.
18. Orientación
Manténgase en un estilo de vida ordenado y santo, tal como Dios le ha ordenado que viva. Pues no hay mantenimiento para los recién llegados que se desvían del camino, que ignoraron la orden y el mandamiento de Dios. Y esta orden se resume principalmente en estos puntos:
a) Que usted mantenga su unión con la iglesia universal. No viva separado del cuerpo de Cristo bajo ningún concepto. Sea en la iglesia como un regenerado, manteniendo la comunión espiritual en fe, amor y santidad; como un congregado, manteniendo la comunión externa, en la profesión de fe y en la adoración.
b) Si no es usted maestro, viva bajo el mando de sus fieles pastores como obedientes discípulos de Cristo.
c) Que los más piadosos sean, si es posible, sus amigos íntimos.
d) Sea esforzado en algún llamado externo.
19. Orientación
Utilice usted todas las disposiciones de Dios, en la prosperidad y en la adversidad, para combatir su pecado. Si Él le ha dado salud y prosperidad, recuerde por medio de esto que Dios reclama su obediencia y tiene un llamado especial para usted. Si Dios le aflige, recuerde algún pecado con el cual quizás usted le está ofendiendo; por tanto, tome esto como Su remedio y preocúpese de no bloquear esta obra, siendo diligente, pues esa angustia puede limpiar su pecado.
20. Orientación
Espere pacientemente en Cristo hasta que Él haya realizado su cura, que no terminará hasta que esa ardua vida llegue a su fin. Persevere usted en la atención a Su Espíritu y sus medios; pues Él vendrá cuando se cumpla el tiempo, y no tardará. “Conozcamos pues, esforcémonos por conocer al Señor, Su salida es tan cierta como la aurora, y Él vendrá a nosotros como la lluvia, como la lluvia de primavera que riega la tierra” (Os. 6:3). Aunque usted piense “no hay cura para mí” (Jr.14:19) “Yo curaré su infidelidad, los amaré generosamente, pues mi ira se ha apartado de ellos” (Os. 14:4). “Pero para vosotros que teméis minombre, se alzará el sol de justicia, y traerá en sus alas salvación” (Ml. 4:2) “Bienaventurados todos los que en Él esperan” (Is. 30:18).
De este modo, les he dado algunas orientaciones que pueden ser útiles para odiar el pecado, humillándose y liberándose de él.
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Orientaciones para odiar el pecado — Richard Baxter
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