Ahora voy a compartir con ustedes algo que nunca había compartido en una conferencia, es un testimonio personal y esto puede causar que muchos de ustedes se decepcionen de mí, hasta el punto de que no quieran oír más nada que tenga que decir. Predico en muchos lugares una sola vez.
Siendo un joven en el ministerio tuve el privilegio de estar rodeado de hombres muy, muy ancianos y muy, muy piadosos, y ellos me dijeron estas palabras, hombres de Dios, bautistas, asombrosos, reformados algunos de ellos, personas no dadas al entusiasmo o a las emociones, ni ninguna cosa como esa. Hombres sanos doctrinalmente, ellos me hablaron acerca del poder de Dios, ellos me hablaron sobre la presencia de Dios, no como las historias que han oído de 'Texas Red', sino hombres que ellos mismos han visto con sus propios ojos la obra de Dios...
Y yo salía a las calles de Austin Texas a predicar, y yo estaba asustado, no tenía coraje, no había poder, ¡nada! Pero yo siempre oía la voz de estos ancianos, y un día, decidí que ya era suficiente, le buscaría hasta Encontrarle o morir. Y entré en un closet y me dije: "No saldré de este closet hasta que conozca a Dios", quince minutos a después quedé dormido, mi compañero de cuarto vino a la casa y me encontró en el closet. Así que tomé un despertador conmigo, por favor no estoy diciendo esto por ninguna otra razón, excepto por que siento que debo hacerlo. Así que tomé un despertador conmigo configurado para sonar cada quince minutos, oré tal vez por cinco o diez minutos, me quedé dormido, la alarma sonó, y comencé de nuevo, esta fue mi oración, no oré por China, no oré por la presencia de Dios en mi ministerio, yo solo pedí una cosa: "Señor tú dijiste que si yo te buscaba te encontraría, tú dijiste, tú lo dijiste Señor, que tú te revelarías a mí, que tú te dejarías encontrar por mí si yo te buscaba. Noche tras noche, tras noche, tras noche, durante meses, 2 o 3 horas en la noche, simplemente así, en mis rodillas, diciendo: "Señor han pasado 4 meses ahora, han pasado 5 días ahora, y tú aún no has venido. Y me sentaba, Señor, han pasado 3 horas y tú aún no has venido, día tras día y noche tras noche, y un día en nuestra iglesia, eran las vacaciones primaverales y todos los estudiantes de la universidad iban a estudios bíblicos, en Colorado, venían de todo el país a West Texas, y camino a la cima de unos de esos montes, anduve por 3 días como un hombre salvaje, si me hubieses visto me hubieses arrojado a un manicomio, estaba tirando piedras al cielo, literalmente, físicamente, tirándolas al cielo...
Yo gritaba diciendo: "Dios debo conocerte, debes venir, debes hacerlo, no puedo seguir viviendo así, no puedo vivir leyendo libros, no puedo vivir leyendo sobre avivamientos y sobre personas que conocían a alguien, que conocían a alguien, que conocían a alguien, que te conocían a ti. Y nada pasaba... y pasaban las semanas, y una noche, Él vino, Él vino. Yo solo dije: "Oh Padre, yo no puedo, por favor, ven, y Él vino. Yo me dejé caer al suelo y no sé cuanto tiempo pasó, en una posición fetal, cubriendo mi cabeza, pensando: "Dios ven a matarme", la presencia de Dios, de un modo que en un segundo, más de mi pecado y mi necesidad y Su gloria y poder me fue revelado y luego, de repente todos mis temores fueron quitados y fui lleno de tal gozo, y mi boca trataba de abrirse (no te asustes) versículo tras versículo tras versículo, de los Salmos, y de cualquier otro lugar, pasajes que había leído, historias viniendo, alabanzas a Él, de la Palabra de Dios, y tal gozo que puedo decirte; han pasado 20 años y la presencia de Cristo en este salón es más real para mí que cada uno de ustedes.
Y una de las cosas más malas hoy, es que muchos de ustedes hombres, también han conocido la presencia de Cristo, pero la mayoría de sus vidas de oración no es más que orar un poco, y luego darse cuenta de que Él no ha venido, y sabiendo que en vez de quedarse ahí hasta que Él venga simplemente se van, son solo oraciones basadas en emociones. ¿Tú quieres santidad en tu vida? corre a Él y quédate allí, quédate allí.
Mi pequeño hijo Ian, cada vez que me estoy poniendo los zapatos y se da cuenta que mi bolso está empacado, pregunta: ¿papi vasa estar con Ian, papi vasa estar con Ian, o Ian va a ir con papi? Yo me encuentro a mí mismo aún esta mañana orando: ¿El Padre va a estar con Paul?. Yo veo tantos muchachos hoy en el púlpito, ellos son muchachos, como esos ancianos me dijeron: "La marca de un hombre de Dios, es Dios sobre el hombre". Y yo no quiero sonar arrogante, yo solo quiero decir esto: "Nosotros tenemos una necesidad desesperada de ser hombres marcados por la presencia de Dios, tenemos una necesidad desesperada
Hermano aunque nadie lo comente . sigue adelante , recuerda el titulo de la pagina. Fue desafiante
ResponderEliminarCada palabra y cada expresión dicha por este gran ministro Paul Washer, hacen mella en mi vida, mi esposa y yo lo escuchamos tanto y es un gran ejemplo de vida, impacta tanto a tal manera que Cristo se ve reflejado en Él y uno a la vez desea ser como Cristo, viendo ejemplos así hoy día me doy cuenta que si se puede ser imitador de Cristo. Ahora entiendo las palabras de Pablo: Sed imitadores de mi como yo lo soy de Cristo.
ResponderEliminarLe amamos pastor Paul.
Gracias por sus comentarios hermanos, nos da aliento para seguir, que Dios los siga bendiciendo.
ResponderEliminarEste testimonio fue de bendición yo no sabía estas cosas
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